Designó el rey, a su buen amigo Abenamar, el poeta, que ocupaba el cargo de Visir, y se encontró en Sierra Morena con el rey Alfonso VI. Montó una lujosa tienda de campaña e invitó a ésta al rey castellano a comer. Intentó sonsacarle cual eran los gustos que tenía, y se enteró que le gustaba el ajedrez. Y entonces dijo que si apetecía podrían echar una partida a dicho juego. Esto gustó al rey y quería apostar con el Visir algo de dinero o alguna otra cosa. Y Abenamar le dijo que él no tenía dinero, y que le apostaba algo mas sencillo, si ganaba le tendría que dar dos granos de trigo por el primer cuadro del tablero, cuatro granos por el segundo, dieciséis por el tercero y así multiplicado por cada escaque.
El rey aceptó y Abenamar ganó la partida y el rey se dispuso a darle lo convenido pero cuando de dio cuenta de la cantidad de trigo que tenía que darle se dio cuenta que no había suficiente trigo en todos los graneros de Castilla. Así que Abenamar al darse cuenta que el rey estaba atado de pies y manos, le dijo que la deuda quedaría saldada si retiraba todos sus ejércitos de las fronteras de Sevilla. No le gustó mucho la idea al rey pero como no tenía otra tuvo que aceptar y retiró todas las tropas de las tierras de Almotamid. Y así fue como Abenamar salvó a Sevilla de ser conquistada.
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